La realidad, es que este tipo de distorsiones categóricas son peligrosas, porque no solo afectan a la forma en la que miramos la historia, sino en cómo percibimos el mundo, en general. El periodo que conocemos como la Reconquista se da en un mismo territorio que recibe nombres distintos, reinos castellanos al norte y al-Ándalus al sur. La historia que ocurrió fue mucho más allá que las tres leyendas que se conocen sobre El Cid o los cuatro cuentos de Las Mil y una Noches que están en el ideario colectivo. ¡En 800 años pasan muuuuchas cosas! que tienen que ver con la Fe; cuestiones que, por cierto, no se dirimieron aquí, sino en Roma, Damasco o Bagdad. Y otras, que tienen que ver con lo estrictamente peninsular. De hecho, la circunstancia de san Isidro era muy común, ya que en los primeros siglos de al-Ándalus la mayoría de la población era cristiana y vivía relativamente tranquila en tierra musulmana, hasta, por lo menos, el S. XII, momento en el que los Almohades llegaron a la Península y volvieron a cambiar las reglas del juego para todos, sobre todo para los propios musulmanes.
¿Era Al-Andalús algo más que un cuento de las mil y una noches?
¿Era Al-Andalús algo más que un cuento de las mil y una noches?
¿Cómo es posible que un señor nacido en territorio musulmán sea santo, viva en el Madrid árabe, y salga a trabajar a un pueblo, este sí, en territorio cristiano? Curioso ¿verdad?, sobre todo si como a nosotros te enseñaron la historia en términos dicotómicos: “o cristianos o musulmanes”.